Los útiles y los inútiles invita al lector a un ejercicio: volver a ver películas conocidas y amadas tratando de dejar de lado la tan presente y tan ruidosa figura humana. Lo que queda en la pantalla es un amplio panorama de objetos, cosas, utensilios que sería reductivo catalogar bajo las categorías de mobiliario y de decorado, puesto que su presencia en las películas parece dar forma a un verdadero dispositivo de visión, capaz de crear un pacto entre mundo, sujetos y representación.